1, La Intuición.
Anhelo viajar hasta los confines donde la luz se convierte en blanca energía.
Ando por senderos angostos, oscuros y casi ocultos, buscando una tenue intención, una pequeña señal. Gran parte del tiempo navego sin un rumbo fijo, sencillamente buscando una mágica manifestación. Cuando excepcionalmente esta aparece, el pecho se me encoje, mi cuerpo se paraliza y me falta la respiración. Una vez que ha hecho acto de presencia, toda mi estructura interior se tambalea, se reajusta para comprender lo que aún no soy capaz de ver. El conato de idea ha hecho acto de presencia de manera tímida, aún no he conseguido verla, pero ya sé que existe. El sólo hecho de saber de su existencia es suficiente para orientar todas mis naves hacía ese mundo. Me reúno con todos mis yos y en una dictadura en la que gana mi propia naturaleza, todos ajustamos nuestras brújulas. Mi yo inconsciente, mi yo insolente, mi yo incansable, mi yo más fuerte, mi yo valiente y mi yo explorador, todos dirigimos nuestras miradas a una misma dirección.